Gran amante de la naturaleza y los animales. Me educaron con gran respeto hacia todos los seres vivos y el entorno que nos rodea. Aunque en casa no querían mascotas no he parado de llevar animales, la mayoría rescatados de la calle. Algunos acabaron quedándose y a otros les buscaba una buena familia.
¿Hay algo que ocurrió en tu vida para decidir esta profesión?
Muchas cosas sucedieron en mi vida para tomar la decisión del cambio que llevaba años planteándome. Doy gracias por haberme decidido. Al no poder estudiar en su momento veterinaria, cuando acabe la universidad me puse la mochila y me fuí a conocer el hermoso mundo en el que vivimos. Donde llegaba intentaba ayudar de alguna manera, ya fuera limpiando la basura de las playas y selvas, concienciando de guía turística del entorno o con animales maltratados y abandonados con muchos traumas. Tras años, al volver a España y ponerme a trabajar en el sector empresarial de mi carrera me sentía vacía y sin sentido…porque no hacer de mi pasión mi profesión.
«No te veo felíz, te arrepentirás sino haces lo que te gusta me dijo mi madre«…que sabías son las mamás, no podía haberme dado mejor consejo para abrir los ojos.
¿Tienes algún modelo a seguir?
Todo los que luchan por los derechos de los animales. He conocido a mucha gente en mis viajes que han dejado su comodidad y economía por ayudar y poner voz a los que no la tienen. Esos son mis héroes en el silencio.
¿Que te motiva ir más allá de la medicina básica en lo que ofreces?
La evolución y recuperación de los pacientes en la clínica es una gran motivación. Pero sobre todo hacerles sentir lo mejor posible dentro de la situación de miedo y stress que les puede crear ir al médico.